Tiburones en Blanco y Negro
- Gerardo Adame
- 27 jun 2016
- 3 Min. de lectura
Acabo de regresar de un corto pero magnífico viaje por La Paz y por algunas otras partes de Baja California. Como siempre digo, cada experiencia en el mar es diferente. Nunca sabes qué te puede tocar ver, y en el "acuario del mundo" existen muchas posibilidades.
Esta vez nos tocó nadar con tiburones.
Todo fue muy rápido. Un colega y amigo de mi prima apodado "Pete" ha estado haciendo muchos estudios y trabajos en general con tiburones. Es el animal que más le apasiona y ha dedicado muchos años a estudiarlo y a interactuar con él. Resulta, pues, que está echando a andar este proyecto que consiste en invitar a turistas a nadar con tiburones; en mar abierto; y sin jaula. La verdad es un plan que da bastante miedo, pero ha sido de las experiencias más intensas e increíbles que he tenido.
Lo que me gusta a mí de este proyecto, además de que ofrece experiencias muy padres, es que es un proyecto de conservación. Cuando nadas con tiburones y cuando escuchas la información que te da un biólogo marino antes de echarte al agua, aprendes. Entiendes a primera mano cómo es el tiburón; haces consciencia sobre su importancia en el ecosistema marino; y principalmente, empiezas a respetar mucho más al animal. Porque después de nadar con un tiburón, y de verlo tan de cerca, y de compartir con él uno de los momentos más emocionantes de tu vida, es imposible no quererlo. Y a partir de ese cariño, te sumas a la causa que busca protegerlo. Y cada persona que se suma a la causa es mucha ganancia. Se tiene que difundir que lo que nos han dicho de los tiburones toda nuestra vida es falso. No son animales agresivos, y mucho menos asesinos de humanos. Acabo de leer en National Geographic que, anualmente, en todo el mundo, se mueren 6 personas por ataques de tiburón; mientras que sólo en Estados Unidos, mueren anualmente 34 personas por ataques de perro. Sólo por decir algún dato.
La otra forma en la que este proyecto protege a los tiburones es más directa, y tristemente, más trascendental que la mencionada anteriormente. Hablo de la protección en materia de economía. El verdadero cambio en la conservación, al menos en esta época, existe cuando el animal vale más vivo, que muerto. El capitán de la panga que nos llevó hasta los tiburones, es en realidad un pescador que tiene toda la vida matando tiburones. Pero si tu llegas con él y le dices que va a ganar más dinero sólo por llevar a un par de turistas a nadar con tiburones, entonces no tiene por qué sacar sus cañas de pescar. Naturalmente, si la industria del turismo creciera en esta zona, la pesca de tiburones se vería obsoleta.
El primer tiburón que vimos fue un "silky", muy bonito y muy curioso. Tenía en su boca y en su ojo dos anzuelos enterrados. No me puedo ni imaginar el dolor por el que estaba pasando. Después de ver a un animal con tanta gracia y con tanta elegancia, es difícil aceptar que 100 millones de ellos sean pescados cada año... 11,417 cada hora. Mi objetivo en este "post" es hacer el ruido que pueda en honor a mi pobre amigo tiburón, que representa a millones de tiburones que sufren de lo mismo, con el fin de seguir creando conciencia, simpatía y admiración por estos bichos.
Galería de Fotos:

Un curioso tiburón "silky" baila en el espacio con Paulino, un biólogo que nos acompañaba. Paulino nada hacia atrás y aprovecha para tomar una fotografía.

Un clásico. El tiburón silky con el anzuelo en el ojo nada cerca de la superficie, mientras algunos rayos de luz se alcanzan a colar para iluminar su entorno.

Tuvimos la suerte de ver un cardumen de mantarrayas realmente gigantesco. Habían miles y miles. Era como ver edificios con vida bajo el mar.
Esta es una de mis fotos más artísticas. Trato de mostrar una dualidad entre el misterio de las profundidades y la armonía de los movimientos de las mantas.
Si te interesa nadar con tiburones, busca "Shark Encounters México" en Facebook y envíale un mensaje a Pete.
Commentaires